EL SANTUARIO RUPESTRE DEL PLA DE PETRACOS: UNA CATEDRAL GEOLOGICA
Los geólogos siempre que hablamos de geología vemos
litologías, estructuras tectónicas, formaciones sedimentarias, fósiles o
aplicaciones como la captación de aguas
subterráneas y la búsqueda y aprovechamiento minerales, pero otras gentes y en
otras épocas vieron en la geología algo más espiritual y aprovecharon la misma
para plasmar sus creencias y religiosidad. Naturalmente me estoy refiriendo al
arte rupestre, me diréis que solo aprovechaban las paredes rocosas como lienzos
para representar su arte: si, pero hay un lugar donde dieron un paso más allá y
la geología se convirtió en templo: ese lugar es el Plá de Petracos.
La zona donde se ubica el Plá de Petracos es muy
escarpada, en plena Montaña de Alicante, entre las Sierras d’Alfaró y del
Penyó. El Plá se localiza en la confluencia del Río Castell o Xaló con el
Barranco de Malafit y es una de las pocas superficies llanas existentes en la
zona.
Figura nº 2: Ortofoto con la situacion del Santuario Rupestre y la Ermita Románica. (Fuente IMap) |
Geológicamente es una zona muy compleja situada en el
contexto geológico del Sector nororiental de la Cordillera Bética y más concretamente en
el Prébetico Interno Oriental o Alicantino. En la figura 3 se puede ver el
mapa geológico de esta zona.
Las litologías más antiguas aflorantes en la zona,
salvo unas pequeñas inyecciones de Keuper localizadas a lo largo de la Falla
de Jalón, corresponden al Cretácico y concretamente al Cretácico Inferior.
La formación más antigua se corresponde a margas grises ocres, astillosas, con
abundantes ammonites y gasterópodos piritizados, encima de la cual se depositan
calizas bioclásticas con orbitolinas y miliólidos junto con cuerpos arrecifales
de corales, algas y ostreros. Se trata de materiales depositados en un medio de
plataforma externa abierta que evoluciona a una plataforma interna – lagoon
durante el Barremiense – Aptiense (Cretácico Inferior).
El Santuario rupestre se localiza sobre una formación
del Cretácico Superior, concretamente sobre las Calizas de “Inoceramus”
(ver mapa de la figura 3). Se trata de un paquete carbonatado compuesto por
calizas grises biomicrititas, recristalizadas, con estratificación gruesa. La
formación se caracteriza por presentar en su parte inferior conchas del bivalvo
Inoceramus y en su parte superior sílex en forma de nódulos o cuerpos
estratiformes. Su edad es Maastrichtiense y el medio de sedimentación
plataforma externa.
Debajo se localiza la formación Caliza de “Graderio”
formada por calizas (biomicritas) arcillosas gris crema, bien estratificadas,
con aspecto de graderío. Son muy ricas en foraminíferos y se depositaron en un
medio de plataforma externa abierta durante el Campaniense.
Entre ambas formaciones se localiza un tramo de poco
espesor (30 m), correspondiente a la formación Margas con “Inoceramus”.
Se trata de margas y margocalizas ocres, a veces nodulosas con abundantes
restos de conchas de Inoceramus, se depositaron durante el transito Campaniense
– Maastrichtiense en un medio de plataforma externa poco profunda.
La serie litoestratigráfica en esta zona culmina con
la aparición de las calizas terciarias con grandes foraminíferos. Se trata de
calizas bioclásticas grises y marrones con aspecto noduloso, caracterizada por
la presencia de estructuras de oleaje y de grandes lepidocyclinas, así
como por la ausencia de nummulites muy abundantes en otras formaciones
de la zona. Contienen fragmentos de rocas cretácicas y fósiles paleocenos
resedimentados. Sobre este tramo aparecen margas, margocalizas y calizas
arenosas de tonos gris azulados con niveles de brechas y conglomerados con
cantos del Cretácico y del Paleoceno. Son facies turbidíticas con niveles
slumpizados. Su edad basada en foraminíferos es Oligoceno Superior (Chattinense)
– Mioceno Inferior (Aquitaniense).
La estructura tectónica más importante de la zona es
el “Diapiro de Jalón” alineado a favor de una gran fractura
direccional bética (ONO-ENE) y formado durante el Neógeno. Toda la zona es una estructura anticlinal (Anticlinal
de la Sierra de La Carrasca o del Santuario) muy compleja que presenta sus
flancos fracturados y afectados por varios cabalgamientos del Cretácico sobre
el Terciario y por una intrusión diapírica del Triásico (Keuper), como
se puede apreciar en la siguiente figura.
EL SANTUARIO RUPESTRE:
El santuario está dispuesto sobre una pared vertical
de calizas (Formación Calizas de Inoceramus) con una altura de 75 metros
de los que los últimos 25 metros están extraplomados tal como se puede ver en
el mapa topográfico de detalle de la siguiente figura:
Figura nº 5: Mapa topográfico de detalle de la zona del Santuario. (Fuente TERRASIT) |
Hace
unos 8.000 años unos hombres eligieron, en la parte superior de un estrecho y
maravilloso valle en el norte de Alicante, las oquedades de la roca de una
imponente pared, para hacer unas pinturas en un abrigo natural que las ensalzara
y preservara en el tiempo. Esta acción debió ser la culminación de un proceso de
conocimientos y desarrollo técnico que les dio las suficientes energías para
hacer de un acto pictórico: arquitectura y del lugar elegido: un santuario. Su actuación
convirtió la naturaleza en un espacio mágico y sagrado, donde se podía
reconocer su desarrollo técnico y espiritual.
Tal como se puede apreciar en las fotografías siguientes, debajo de la pared extraplomada se localiza un abrigo natural de gran
tamaño que domina un estrecho valle que configura un lugar mágico y que fue
aprovechado por los habitantes del lugar como lugar de residencia o ceremonia,
tal como si se tratara de la nave central de un gran templo.
Fotografía nº 1: Vista general del abrigo del Pla de Petracos. (Fotografía de José Mª Montes). |
Además del abrigo proporcionado por la roca
extraplomada la pared rocosa situada a la izquierda se encuentra intensamente
karstificada y en ella localizan muchas oquedades así como varias grandes
cuevas tal como se puede apreciar en la fotografía nº 3.
Fotografía nº 2: Detalle del abrigo (Fotografía de José Mª Montes) |
Algunas de las oquedades fueron aprovechadas, como si
se tratara de hornacinas de las modernos templos, para colocar en ellas
imágenes de significado mágico o religioso y facilitar de esta manera su
conservación, tal como se puede ver en la fotografía nº 4.
Fotografia nº 3: Zona carstificada donde se localizan las hornacinas con las pinturas rupestres. |
En esta pared rocosa, intensamente casrtificada, hay un total de ocho oquedades a
modo de hornacinas, cinco de ellas con pinturas visibles, de las que las más
importantes son las siguientes:
Hornacina con mujer y toro:
En este abrigo se representa de manera muy esquemática
la cabeza de un toro visto de frente (figura de la derecha), destacando sus
ojos y cuernos así como unos trazos al extremo derecho que se interpretan como
una representación del cuello del animal. A la izquierda se representa a una
mujer vestida con una larga falda, una diosa o sacerdotisa, de la que no se
conserva la cabeza.
Fotografía nº 5: Oquedad con pinturas de mujer y cabeza de toro (Imagen de Arqueologiaalicante.blogspot.com) |
Para los primeros agricultores y pastores la
fecundidad y la fertilidad constituían sus principales valores. A la vez que se
sacraliza el ciclo agrícola las figuras femeninas vinculan en todo el
Mediterráneo a la mujer con la fertilidad. Junto a la misma algunos animales
representan valores concretos, constituyendo el toro la imagen más precisa de
la fecundidad.
Hornacina con orante:
Se trata de representación del ciclo agrícola sacralizado.
Figura nº 6: Detalle del orante. |
Todo el motivo que se observa en este abrigo parte de dos pseudo círculos inferiores que se han interpretado como la semilla o el germen creador.
En la imagen de la figura nº 6 se puede observar el detalle de la composición pictórica realizada en esta oquedal y tomada de la página arearural.blogspot.com
De los dos círculos inferiores surge con fuerza el vegetal que acaba de la misma manera que los brazos del orante del abrigo central, lo que sugiere, desde el simbolismo, una estrecha relación entre el ciclo agrícola y el hombre. Llaman la atención los círculos que se disponen a un lado y otro del trazo central y cuyo significado se desconoce.
En la imagen de la figura nº 6 se puede observar el detalle de la composición pictórica realizada en esta oquedal y tomada de la página arearural.blogspot.com
De los dos círculos inferiores surge con fuerza el vegetal que acaba de la misma manera que los brazos del orante del abrigo central, lo que sugiere, desde el simbolismo, una estrecha relación entre el ciclo agrícola y el hombre. Llaman la atención los círculos que se disponen a un lado y otro del trazo central y cuyo significado se desconoce.
Hornacina con gigante:
Se trata de una figura antropomorfa de cuyo cuerpo, parten los brazos y las piernas, pudiéndose observar los dedos en manos y pies.
Fotografía nº 7: Oquedad con pinturas antropomorfas (Imagen de Arqueologiaalicante.blogspot.com) |
Figura nº 7: Detalle de la figura antropomorfa. |
En la figura de al lado (figura nº 7, tomada de la página: dinosauriosyprehistoria.blogspot.com) se puede observar la
composición en su totalidad: la cabeza, dotada de rayos, sugiere su relación con un culto celeste y los
trazos curvos a un lado y a otro de la figura principal se pueden poner en
relación con la sacralización de la vegetación. Por encima de este orante se
observa otra figura humana en actitud de movimiento con un objeto que cuelga en
su brazo derecho.
En la literatura se comenta que si bien la Cueva de Altamira constituye la Capilla Sixtina del arte paleolítico, el Santuario Rupestre del Plá de Petracos constituye la del arte neolítico. Yo personalmente considero que el autor de las pinturas de Altamira ha sido el mejor pintor de todos los tiempos y que solo Picasso llego a acercarse a su genialidad. Sin embargo también pienso que el autor de las pinturas del Plá de Petracos estaba al mismo nivel que aquel genio de Altamira, en otra época y con otro enfoque de las representaciones pictóricas, pero con el mismo nivel de genialidad y que Picasso, y también Dalí, han sido muy dignos sucesores de estos artistas.
Pero en el Pla de Petracos encontraremos otra representacion religiosa insólita:
LA ERMITA ROMANICA DEL PLA DE
PETRACOS.
El Románico es un estilo arquitectónico propio Europa
y que se desarrolló entre los siglos XI,
XII y XIII en el norte de la Península Ibérica durante la reconquista de España
por los hispano-cristianos, concentrándose la mayoría de los monumentos más
representativos en Castilla y León, un estilo similar: el románico aragonés y
catalán, se desarrolló en la parte cristiana de los Pirineos.
Fotografía nº 9: Típica arquitectura románica. |
En pleno siglo XIII se produce la conquista cristiana de los territorios
de Valencia y en una primera fase, tras la conquista, lo normal fue usar las
mezquitas musulmanas como templos cristianos. Pero pasada esta primera época,
se comenzó la construcción de nuevas iglesias con fábricas de gran sencillez y
estilo románico, sobre todo en las comarcas del Els Ports y El Maestrat de
Castellón, la zona más septentrional de la Comunidad Valenciana y cercana a
Cataluña y Aragón.
A este grupo pertenecen las iglesias de San Mateo (Sant Mateu), Catí, Olocau del Rey, Salvasoria, Albocácer, Alcalatén, San Pedro de Segorbe, San Félix de Játiva, La Sang de LLiria, La Sang de Onda, La ermita de la Virgen de la Huerta de Ademuz y el Salvador de Sagunto.
A este grupo pertenecen las iglesias de San Mateo (Sant Mateu), Catí, Olocau del Rey, Salvasoria, Albocácer, Alcalatén, San Pedro de Segorbe, San Félix de Játiva, La Sang de LLiria, La Sang de Onda, La ermita de la Virgen de la Huerta de Ademuz y el Salvador de Sagunto.
En las comarcas situadas más al Sur, donde la cristianización fue más tardía, son muy raros los monumentos de estilo románico.La Ermita del Pla de Petracos es una de las pocas existentes.
Fotografía nº 10: Parte posterior de la Ermita (Fotografía de José Mª Montes) |
Fotografia nº 11: Interior de la ermita. |
La Ermita del Pla de Petracos se localiza muy próxima al cruce del camino del Barranco de Malafit con la carretera de Benichembla a Castell de Castells. Actualmente esta en ruinas y solo se conservan sus fuertes muros (ver fotografías 8 y 9), habiendo desaparecido el techo y el interior convertido en una selva, tal como se puede apreciar en la siguiente fotografía realizada asomándome por la puerta posterior de la ermita.
Del origen de la Ermita del Plá de Petracos poco se sabe, se sospecha que fue construida en ese lugar para conmemorar la Batalla que entre moriscos y cristianos que tuvo lugar en ese lugar en el año 1609, durante las guerras que impulso Felipe III para expulsar a los moriscos de España. La "Crónica de los moriscos en España", de Jaime Bleda y publicada en Valencia en el año 1618, hace referencia al "llano de Petracos" y a las tropas de Felipe III "soldados del Reyno todos arcabuceros y mosqueteros" que hostigaron a los moriscos de la Vall de Laguar. "El Pla de Petracos fue el lugar donde se reunió todo el ejército (las milicias efectivas del Reino, las del tercio de Nápoles y del de Sicilia) para acceder a la sierra y presentar batalla a los moriscos".
Figura nº 8: Tercio en formación de combate. |
Este ejército salió de Benichembla y tomo posiciones
en el Pla de Petracos y ataco a los
moros provocando su huida tras una corta lucha y realizando después grandes
saqueos y matanzas entre los fugitivos que posteriormente fueron expulsados a
Africa.
Tras esta batalla estos valles perdieron la totalidad
de su población morisca quedando muchos poblados abandonados constituyendo los
muy abundantes despoblados moriscos de la Marina Alta, siendo repoblada la zona
con cristianos mallorquines. De la labor llevada a cabo por estas personas puede ser un ejemplo la siguiente fotografía de un cultivo típico de la zona: los almendros de secano enraizados en la pura roca.
Fotografía nº 12: Abancalamiento en la ladera del monte (Imagen de José Mª Montes). |