viernes, 30 de mayo de 2014

EL SANTUARIO RUPESTRE DEL PLA DE PETRACOS: UNA CATEDRAL GEOLOGICA

EL SANTUARIO RUPESTRE DEL PLA DE PETRACOS: UNA CATEDRAL GEOLOGICA

Los geólogos siempre que hablamos de geología vemos litologías, estructuras tectónicas, formaciones sedimentarias, fósiles o aplicaciones como la captación de aguas subterráneas y la búsqueda y aprovechamiento minerales, pero otras gentes y en otras épocas vieron en la geología algo más espiritual y aprovecharon la misma para plasmar sus creencias y religiosidad. Naturalmente me estoy refiriendo al arte rupestre, me diréis que solo aprovechaban las paredes rocosas como lienzos para representar su arte: si, pero hay un lugar donde dieron un paso más allá y la geología se convirtió en templo: ese lugar es el Plá de Petracos.
 
Figura nº 1: Mapa de situación del Pla de Petracos (Castell de Castells). (Fuente SIGPAC)

 La zona donde se ubica el Plá de Petracos es muy escarpada, en plena Montaña de Alicante, entre las Sierras d’Alfaró y del Penyó. El Plá se localiza en la confluencia del Río Castell o Xaló con el Barranco de Malafit y es una de las pocas superficies llanas existentes en la zona.

Figura nº 2: Ortofoto con la situacion del Santuario Rupestre y la Ermita Románica. (Fuente IMap)
 Geológicamente es una zona muy compleja situada en el contexto geológico del Sector nororiental de la Cordillera Bética y más concretamente en el Prébetico Interno Oriental o Alicantino. En la figura 3 se puede ver el mapa geológico de esta zona.
 
Figura nº 3: Mapa geológico de la zona (Fuente SIGECO; IGME)
Las litologías más antiguas aflorantes en la zona, salvo unas pequeñas inyecciones de Keuper localizadas a lo largo de la Falla de Jalón, corresponden al Cretácico y concretamente al Cretácico Inferior. La formación más antigua se corresponde a margas grises ocres, astillosas, con abundantes ammonites y gasterópodos piritizados, encima de la cual se depositan calizas bioclásticas con orbitolinas y miliólidos junto con cuerpos arrecifales de corales, algas y ostreros. Se trata de materiales depositados en un medio de plataforma externa abierta que evoluciona a una plataforma interna – lagoon durante el Barremiense – Aptiense (Cretácico Inferior).

El Santuario rupestre se localiza sobre una formación del Cretácico Superior, concretamente sobre las Calizas de “Inoceramus” (ver mapa de la figura 3). Se trata de un paquete carbonatado compuesto por calizas grises biomicrititas, recristalizadas, con estratificación gruesa. La formación se caracteriza por presentar en su parte inferior conchas del bivalvo Inoceramus y en su parte superior sílex en forma de nódulos o cuerpos estratiformes. Su edad es Maastrichtiense y el medio de sedimentación plataforma externa.

Debajo se localiza la formación Caliza de “Graderio” formada por calizas (biomicritas) arcillosas gris crema, bien estratificadas, con aspecto de graderío. Son muy ricas en foraminíferos y se depositaron en un medio de plataforma externa abierta durante el Campaniense. 
 
Entre ambas formaciones se localiza un tramo de poco espesor (30 m), correspondiente a la formación Margas con “Inoceramus”. Se trata de margas y margocalizas ocres, a veces nodulosas con abundantes restos de conchas de Inoceramus, se depositaron durante el transito Campaniense – Maastrichtiense en un medio de plataforma externa poco profunda. 

La serie litoestratigráfica en esta zona culmina con la aparición de las calizas terciarias con grandes foraminíferos. Se trata de calizas bioclásticas grises y marrones con aspecto noduloso, caracterizada por la presencia de estructuras de oleaje y de grandes lepidocyclinas, así como por la ausencia de nummulites muy abundantes en otras formaciones de la zona. Contienen fragmentos de rocas cretácicas y fósiles paleocenos resedimentados. Sobre este tramo aparecen margas, margocalizas y calizas arenosas de tonos gris azulados con niveles de brechas y conglomerados con cantos del Cretácico y del Paleoceno. Son facies turbidíticas con niveles slumpizados. Su edad basada en foraminíferos es Oligoceno Superior (Chattinense) – Mioceno Inferior (Aquitaniense).

La estructura tectónica más importante de la zona es el “Diapiro de Jalón” alineado a favor de una gran fractura direccional bética (ONO-ENE) y formado durante el Neógeno. Toda la zona es una estructura anticlinal (Anticlinal de la Sierra de La Carrasca o del Santuario) muy compleja que presenta sus flancos fracturados y afectados por varios cabalgamientos del Cretácico sobre el Terciario y por una intrusión diapírica del Triásico (Keuper), como se puede apreciar en la siguiente figura.
 
Figura nº 4: Perfil Geologico de la zona (Fuente MAGNA; IGME)

EL SANTUARIO RUPESTRE:

El santuario está dispuesto sobre una pared vertical de calizas (Formación Calizas de Inoceramus) con una altura de 75 metros de los que los últimos 25 metros están extraplomados tal como se puede ver en el mapa topográfico de detalle de la siguiente figura:

Figura nº 5: Mapa topográfico de detalle de la zona del Santuario. (Fuente TERRASIT)

Hace unos 8.000 años unos hombres eligieron, en la parte superior de un estrecho y maravilloso valle en el norte de Alicante, las oquedades de la roca de una imponente pared, para hacer unas pinturas en un abrigo natural que las ensalzara y preservara en el tiempo. Esta acción debió ser la culminación de un proceso de conocimientos y desarrollo técnico que les dio las suficientes energías para hacer de un acto pictórico: arquitectura y del lugar elegido: un santuario. Su actuación convirtió la naturaleza en un espacio mágico y sagrado, donde se podía reconocer su desarrollo técnico y espiritual. 

Tal como se puede apreciar en las fotografías siguientes, debajo de la pared extraplomada se localiza un abrigo natural de gran tamaño que domina un estrecho valle que configura un lugar mágico y que fue aprovechado por los habitantes del lugar como lugar de residencia o ceremonia, tal como si se tratara de la nave central de un gran templo.

Fotografía nº 1: Vista general del abrigo del Pla de Petracos. (Fotografía de José Mª Montes).
 Además del abrigo proporcionado por la roca extraplomada la pared rocosa situada a la izquierda se encuentra intensamente karstificada y en ella localizan muchas oquedades así como varias grandes cuevas tal como se puede apreciar en la fotografía nº 3.

Fotografía nº 2: Detalle del abrigo (Fotografía de José Mª Montes)
 Algunas de las oquedades fueron aprovechadas, como si se tratara de hornacinas de las modernos templos, para colocar en ellas imágenes de significado mágico o religioso y facilitar de esta manera su conservación, tal como se puede ver en la fotografía nº 4.

Fotografia nº 3: Zona carstificada donde se localizan las hornacinas con las pinturas rupestres.
Fotografía nº 4: Cuevas en la pared utilizadas a modo de hornacinas (Fotografía José Maria Montes)
  En esta pared rocosa, intensamente casrtificada, hay un total de ocho oquedades a modo de hornacinas, cinco de ellas con pinturas visibles, de las que las más importantes son las siguientes:

Hornacina con mujer y toro:

En este abrigo se representa de manera muy esquemática la cabeza de un toro visto de frente (figura de la derecha), destacando sus ojos y cuernos así como unos trazos al extremo derecho que se interpretan como una representación del cuello del animal. A la izquierda se representa a una mujer vestida con una larga falda, una diosa o sacerdotisa, de la que no se conserva la cabeza.

Fotografía nº 5: Oquedad con pinturas de mujer y cabeza de toro (Imagen de Arqueologiaalicante.blogspot.com)
Para los primeros agricultores y pastores la fecundidad y la fertilidad constituían sus principales valores. A la vez que se sacraliza el ciclo agrícola las figuras femeninas vinculan en todo el Mediterráneo a la mujer con la fertilidad. Junto a la misma algunos animales representan valores concretos, constituyendo el toro la imagen más precisa de la fecundidad.

Hornacina con orante:

Se trata de representación del ciclo agrícola sacralizado.

Fotografía nº 6: Oquedad con pintura de orante (Imagen de Arqueologiaalicante.blogspot.com) 

Figura nº 6: Detalle del orante.
Todo el motivo que se observa en este abrigo parte de dos pseudo círculos inferiores que se han interpretado como la semilla o el germen creador. 

En la imagen de la figura nº 6 se puede observar el detalle de la composición pictórica realizada en esta oquedal y tomada de la página arearural.blogspot.com

De los dos círculos inferiores surge con fuerza el vegetal que acaba de la misma manera que los brazos del orante del abrigo central, lo que sugiere, desde el simbolismo, una estrecha relación entre el ciclo agrícola y el hombre. Llaman la atención los círculos que se disponen a un lado y otro del trazo central y cuyo significado se desconoce.










Hornacina con gigante:

Se trata de una figura antropomorfa de cuyo cuerpo, parten los brazos y las piernas, pudiéndose observar los dedos en manos y pies.  

Fotografía nº 7: Oquedad con pinturas antropomorfas (Imagen de Arqueologiaalicante.blogspot.com) 
Figura nº 7: Detalle de la figura antropomorfa.

 En la figura de al lado (figura nº 7, tomada de la página: dinosauriosyprehistoria.blogspot.com) se puede observar la composición en su totalidad: la cabeza, dotada de rayos, sugiere su relación con un culto celeste y los trazos curvos a un lado y a otro de la figura principal se pueden poner en relación con la sacralización de la vegetación. Por encima de este orante se observa otra figura humana en actitud de movimiento con un objeto que cuelga en su brazo derecho.

 












En la literatura se comenta que si bien la Cueva de Altamira constituye la Capilla Sixtina del arte paleolítico, el Santuario Rupestre del Plá de Petracos constituye la del arte neolítico. Yo personalmente considero que el autor de las pinturas de Altamira ha sido el mejor pintor de todos los tiempos y que solo Picasso llego a acercarse a su genialidad. Sin embargo también pienso que el autor de las pinturas del Plá de Petracos estaba al mismo nivel que aquel genio de Altamira, en otra época y con otro enfoque de las representaciones pictóricas, pero con el mismo nivel de genialidad y que Picasso, y también Dalí, han sido muy dignos sucesores de estos artistas. 

Pero en el Pla de Petracos encontraremos otra representacion religiosa insólita: 

LA ERMITA ROMANICA DEL PLA DE PETRACOS.

Fotografia nº 8: Fachada principal de la ermita (Fotografía de José Mª Montes)

El Románico es un estilo arquitectónico propio Europa y que se desarrolló  entre los siglos XI, XII y XIII en el norte de la Península Ibérica durante la reconquista de España por los hispano-cristianos, concentrándose la mayoría de los monumentos más representativos en Castilla y León, un estilo similar: el románico aragonés y catalán, se desarrolló en la parte cristiana de los Pirineos.

Fotografía nº 9: Típica arquitectura románica.
En pleno siglo XIII se produce la conquista cristiana de los territorios de Valencia y en una primera fase, tras la conquista, lo normal fue usar las mezquitas musulmanas como templos cristianos. Pero pasada esta primera época, se comenzó la construcción de nuevas iglesias con fábricas de gran sencillez y estilo románico, sobre todo en las comarcas del Els Ports y El Maestrat de Castellón, la zona más septentrional de la Comunidad Valenciana y cercana a Cataluña y Aragón. 

A este grupo pertenecen las iglesias de San Mateo (Sant Mateu), Catí, Olocau del Rey, Salvasoria, Albocácer, Alcalatén, San Pedro de Segorbe, San Félix de Játiva, La Sang de LLiria, La Sang de Onda, La ermita de la Virgen de la Huerta de Ademuz y el Salvador de Sagunto.
 





En las comarcas situadas más al Sur, donde la cristianización fue más tardía, son muy raros los monumentos de estilo románico.La Ermita del Pla de Petracos es una de las pocas existentes. 

Fotografía nº 10: Parte posterior de la Ermita (Fotografía de José Mª Montes)
Fotografia nº 11: Interior de la ermita.

La Ermita del Pla de Petracos se localiza muy próxima al cruce del camino del Barranco de Malafit con la carretera de Benichembla a Castell de Castells. Actualmente esta en ruinas y solo se conservan sus fuertes muros (ver fotografías 8 y 9), habiendo desaparecido el techo y el interior convertido en una selva, tal como se puede apreciar en la siguiente fotografía realizada asomándome por la puerta posterior de la ermita.





Del origen de la Ermita del Plá de Petracos poco se sabe, se sospecha que fue construida en ese lugar para conmemorar la Batalla que entre moriscos y cristianos que tuvo lugar en ese lugar en el año 1609, durante las guerras que impulso Felipe III para expulsar a los moriscos de España.  La "Crónica de los moriscos en España", de Jaime Bleda y publicada en Valencia en el año 1618, hace referencia al "llano de Petracos" y a las tropas de Felipe III "soldados del Reyno todos arcabuceros y mosqueteros" que hostigaron a los moriscos de la Vall de Laguar. "El Pla de Petracos fue el lugar donde se reunió todo el ejército (las milicias efectivas del Reino, las del tercio de Nápoles y del de Sicilia) para acceder a la sierra y presentar batalla a los moriscos".


Figura nº 8: Tercio en formación de combate.
Este ejército salió de Benichembla y tomo posiciones en el Pla de Petracos  y ataco a los moros provocando su huida tras una corta lucha y realizando después grandes saqueos y matanzas entre los fugitivos que posteriormente fueron expulsados a Africa.








Tras esta batalla estos valles perdieron la totalidad de su población morisca quedando muchos poblados abandonados constituyendo los muy abundantes despoblados moriscos de la Marina Alta, siendo repoblada la zona con cristianos mallorquines. De la labor llevada a cabo por estas personas puede ser un ejemplo la siguiente fotografía de un cultivo típico de la zona: los almendros de secano enraizados en la pura roca. 

Fotografía nº 12: Abancalamiento en la ladera del monte (Imagen de José Mª Montes).